lunes, 6 de julio de 2015

Las recetas para blindar al euro

 
Armonizar el SMIG y el modelo social, crear un Tesoro, ampliar el ‘plan Juncker’: ¡está escrito!
 
 
 

Capote o se levante la tormenta actual con epicentro en Atenas, el euro debe, sí o sí, blindarse. La cuestión es: ¿cómo? Una buena guía para ello es el documento estratégico de los presidentes, evaluándolo como “bastante pasable”: lo que a algunos, gente seria, les pareció un exceso de optimismo. O sea, que se necesita una explicación

Parte del optimismo se atribuía al nuevo rol que el ya tradicional informe atribuye al Parlamento Europeo, cuyo presidente lo cofirma por vez primera. Y a las ideas, muchas excelentes, que burbujean en esa Cámara y Martin Schulz traslada a sus colegas.

Vamos a por ellas. Los borradores y documentos de trabajo sobre gobernanza económica consultados plantean (o desarrollan) cuatro propuestas básicas para dar cuerpo al paper de los innumerables presidentes.

Primera: una “capacidad presupuestaria” del Eurogrupo, o sea, un presupuesto o línea presupuestaria específica para los socios de la moneda única. La idea más original del eurodiputado (democristiano alemán) Elmar  Brok estriba en “dar incentivos a quienes emprendan reformas de fondo”.


 

Si el Pacto de Estabilidad del euro era la hosca cosmovisión de las sanciones —el palo—, caminamos ahora (ojalá) hacia la zanahoria de los premios, algo siempre más estimulante y gratificante: “Necesitaremos más dinero europeo”, remacha Brok (sin dejar de ser alemán y democristiano, amigo Habermas). Un borrador de documento de trabajo suyo, de la socialdemócrata Mercedes Bresso y del liberal Guy Verhofstatd remacha: “capacidad presupuestaria adicional exige flujo adicional de recursos”. ¿Son utópicos? Son los tres grandes grupos parlamentarios.

Un presupuesto de verdad exige también un Tesoro y un Ministro de Finanzas que lo administren. Que el fondo de rescate se convierta en un verdadero FME, sugieren. Y que la deuda se mutualice en la línea que preconiza el informe del “Grupo de Expertos en el fondo de redención de la deuda y los eurobonos” a corto plazo encabezado por la austriaca Gertrude Tumpel-Gugerel (http://europa.eu, marzo 2014).

Segunda, y conexa: una capacidad inversora, de nuevo tipo, inspirada en el plan Juncker: ampliarlo. Se ha apuntado bastante.

Tercera, completar el mercado único: servicios, telecos, energía, digital...). Ídem.

Cuarto, y muy, muy novedoso: “promover la armonización de las políticas sociales de los Estados miembros” y que la Unión “apoye” ese proceso, proponen los tres mosqueteros. Es lo que reclamaba Joaquín Estefanía (La Camisa de fuerza dorada).
 


La clave: ¿cómo se concreta? Con la “adopción de un sistema de bienestar mínimo que garantice la solidaridad entre los ciudadanos de la Unión y una política de salario mínimo europeo”; la exigencia por la Comisión de “criterios sociales” a los Gobiernos para pasar sus exámenes económicos; y un seguro de desempleo complementario para los países y regiones con peores índices de paro. Está escrito. Hay que mojarse.

OPINIÓN.   XavierVidal-Folch.

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