28 de Junio de 2016
Laureano Garín |
Actualmente, muchas personas tienden a vivir en un disgusto permanente, pudiendo evitarlo. Sienten tristeza o dolor provocado por su imaginación o sufrimiento ante situaciones desagradables o desgraciables que hoy toca vivir.
Seguramente, en nuestro quehacer diario nos enfrentamos a comportamientos diversos, juicios negativos emitidos, hechos ... que molestan de las otras personas, incluso de las más próximas o cercanas a nosotros, que si se silencian y no se comunican, el otro no tendrá ninguna oportunidad de modificar su conducta. Su consecuencia se refleja en que van acumulándose por días, meses y años, llegando un día en que no se soportan y rompen la relación.
Si analizamos las causas, descubriremos que los motivos no son tan importantes, pero se fueron sumando a través del tiempo. Por eso lo mejor es aclararlas y resolverlas a tiempo, antes de que crezcan y se acumulen. Asumir errores, responsabilizarse de las cosas que no salen bien son necesarias reconocerlas porque de los errores se aprende y a través de ellos somos capaces de convertirlos en éxitos futuros. Sin embargo, en la realidad diaria, todos callan y nadie es capaz de levantar la mano y expresar lo que siente. En la mayoría de los casos, si la otra persona te aprecia, buscara una manera diferente de proceder y agradecerá que se lo hayas comunicado porque su intención no era provocarte un daño o un enojo. Debemos tener el coraje de decir lo que pensamos por más incómodo que nos resulté. Si lo hacemos descubriremos que tal vez otros se animan a ser sinceros .
¿ Y si la otra persona no cambia de actitud o no le importa seguir molestando ? Entonces es mejor evitar esas situaciones; no comunicarse en determinados temas o asuntos y evitar el contacto con esa persona en las circunstancias que te molestan.
¡ No vale la pena arruinarse el día ! EVITA DISGUSTOS.
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