Curándose de espanto
Por muy alucinante que pueda ser
(que lo es), el extraño fallo del Tribunal Superior de Justicia de Aragón
(TSJA) en relación con el colegio Ánfora no debe sorprendernos. A estas
alturas, las personas humanas y los ciudadanos conscientes (o sea, que tenemos
humanidad y seguimos las normas) ya estamos curadas de espanto.
¿Ha tenido en cuenta el susodicho
TSJA el informe inicial de la Inspección Técnica de Educación (¡elaborado
cuando aún mandaba el PP!) desaconsejando todo concierto con el nuevo colegio privado
de Cuarte? ¿Ha estudiado el posterior informe de la Unidad Territorial de
Construcciones que valora negativamente las condiciones de idoneidad y
seguridad en un edificio todavía en obras? ¿Ha evaluado la incorrección básica
de un concierto tramitado a contrarreloj, sin asignación presupuestaria y con
una cooperativa de profesores cuyos socios eran captados a voleo por internet,
ofreciéndoles un puesto de trabajo (y poco más de mil euros mensuales) a cambio
de poner 48.000 euros y avalar un crédito millonario? ¿Ha investigado al
promotor de la operación? No creo. Los tribunales superiores de España, desde
los autonómicos hasta el Constitucional, son... lo que son.
Lo más flipante es que el TSJA se
ha pasado por el forro las evaluaciones técnicas de la Administración. ¡Viva la
desregulación! En buena lógica, otros centros que solicitaron el convenio y
recibieron una respuesta negativa (por ejemplo, los del Montessori cuando
compraron el antiguo Lestonnac) querrán el mismo trato. ¿O no?
Pero estamos en un país donde se
debate sobre la inconveniencia de publicar la foto del niño ahogado en una
playa de Turquía (imagen que los medios de orden escamotearon en un alarde de
hipocresía extrema). O cuyo Gobierno celebra la buena marcha del empleo 48
horas después de que la Seguridad Social perdiese en un solo día más de
trescientos treinta mil cotizantes. O en el que un líder periférico, Mas, zanja
las muy verosímiles acusaciones de corrupción vertidas sobre su partido
acogiéndose, en nombre de la patria (la suya), a una increíble teoría de la
conspiración. Pavoroso.
José Luis Trasobares
EL PERIODICO DE ARAGON.
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