miércoles, 18 de noviembre de 2015

Y además, París

Los parisinos fueron los primeros en exigir libertad, igualdad y fraternidad
 
 
 
 
Los golpes que dio el viernes el yihadismo contra Francia sabemos todos que fueron un solo golpe y que fueron contra toda Europa. Los yihadistas y sus simpatizantes lo saben y a los europeos de origen occidental se nos pone cara de listos al decir esta obviedad. Aunque en realidad parece que no es tan obvio en cuanto se escucha a algún dirigentillo político al que le preguntan por el asunto. Bueno, no nos avergoncemos de decir algunas obviedades, pero que sea solo una vez. De una vez decimos: es un atentado contra la libertad y la democracia. Y se ha producido en un país central de Europa. Francia.
 
Y además en París.
 
Los yihadistas no tienen que explicárselo mucho unos a otros. Que haya sido en París significa que ha sido en cualquier parte de Europa, por ejemplo en Alcalá de Henares, por segunda vez. Y también está claro que iba contra cualquiera, contra cualquier ciudadano que esté a favor de que las mujeres no sean consideradas como un objeto. Eso está en el fondo de los bombazos. No se nos olvide. Como está también la libertad de expresión, y tantas otras libertades. Además, ha sido en París, pero habría tenido el mismo significado en Jaén o en Getaria. París tiene la gran ventaja de que la noticia se difunde mejor. Pero ya sabemos que cuando el crimen fue en Gernika se acabó sabiendo en todas partes, como si hubiera sido en París.
 
Pero es que ha sido allí, donde se puso en los labios de la gente la triada de valores: libertad, igualdad, fraternidad. Eso llega al corazón de cualquier europeo. Más aún: de cualquier persona con un mínimo de sensibilidad.
 
Nosotros que vivimos tan cerca de París, muchos de nosotros que hemos paseado sus avenidas, tenemos además vivencias hermosas de algún otoño donde los plátanos, ayudados por alguna huelga de barrenderos, alfombran esos paseos con hojas amarillentas y resbaladizas. Los parisienses no son simpáticos en general, pero la historia les ha dado un patrimonio impagable: fueron los primeros en exigir libertad, igualdad y fraternidad.
 
Por eso París. Y por eso la exigencia de una respuesta inequívoca y enérgica. Ser duro es defender la libertad con todo lo que se tenga a mano. ¿Es una guerra? Es una guerra. Nos jugamos París.
 

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