sábado, 2 de enero de 2016

El momento de la madurez política

Muchos prefieren que nada cambie, y no les interesa un PSOE fuerte y recompuesto.
 
 

Susana Sumelzo
El resultado de las urnas dejó bien claro el 20 de diciembre que el PP ganó las elecciones y tiene la obligación de intentar formar gobierno. Pero a la vez, en esa cita la mayoría de los ciudadanos expresó su voluntad de un nuevo cambio político que, siempre que el PP no encuentre apoyos para gobernar, le corresponde liderar al PSOE con altura de miras, capacidad de diálogo y voluntad de pacto.
 
Como ya ocurrió durante la campaña electoral, el Partido Socialista Obrero Español vuelve a ser el centro de todas las miradas y de comentarios interesados para tratar de debilitarle y dañar su imagen y la de su secretario general, Pedro Sánchez. Solo así se comprende quien aún no haya querido oír el no rotundo del PSOE la misma noche electoral y reiterado varias veces después, a facilitar cualquier gobierno del PP. Hay quien no tiene ganas de entender el mensaje trasladado desde la ejecutiva federal y que es bien sencillo: el PSOE no apoyará el gobierno de un partido que ha aplicado políticas antisociales y que no puede traer el cambio reformista que demandó la ciudadanía.

LOS RESULTADOS electorales han traído un escenario inédito en España, no así en Aragón, porque es la primera vez que no se sabe con certeza quién será el próximo presidente del Gobierno. En realidad, nadie ganó las elecciones porque ningún partido vio colmadas sus expectativas. No estoy de acuerdo con quien interpreta estas semanas de incertidumbre como un primer síntoma de inestabilidad política futura. Más bien considero que esta situación nos brinda a todos la oportunidad de demostrar nuestra madurez política y nuestra capacidad de llegar a acuerdos. Estoy segura de que el PSOE estará a esa altura, como siempre lo ha estado cuando ha sido necesario. Y lo hará, insisto, con el rechazo a un gobierno del PP. Que se oiga alto y claro una vez más para aquellos que siguen empeñados en confundir y enturbiar un proceso que requiere de sosiego y transparencia.
 
Esa altura de miras es deseable para otras fuerzas políticas que ya desde el primer momento han marcado una serie de líneas rojas de las que no quieren bajarse y que, como el caso del referéndum de autodeterminación, son inasumibles. Aquellos que con un gran resultado se han autoerigido en portavoces de la mayoría, desdeñando a otras fuerzas mayoritarias que sumamos muchos más millones de votos. Son aquellas que siguen resistiéndose a pensar que el PSOE captó el mensaje que le lanzó la ciudadanía hace cuatro años y que ha iniciado un complejo pero lento proceso de renovación, lleno de autocrítica y con muchas iniciativas que demuestran que se comprendió el obligado cambio de rumbo que debíamos adoptar.
 
Por eso Pedro Sánchez y mi partido hemos sido el enemigo común durante la campaña y su resaca. A derecha y a izquierda. Porque muchos prefieren que nada cambie y no les interesa un PSOE fuerte y recompuesto. Parte de ellos son los mismos que, mostrando un claro talante antidemocrático, han cuestionado nuestra capacidad y valía para ser candidatos o que tratan de restar legitimidad a Pedro Sánchez, obviando que fue elegido por las primarias más multitudinarias y rigurosas de cuantas se han celebrado hasta la fecha en España. Por eso, pido también a otras fuerzas de izquierda que reflexionen y que sus críticas cambien de objetivo. Sus campañas de desgaste hacia el PSOE solo sirven para fortalecer a la derecha en lugar de facilitar los obligados acuerdos a los que debemos llegar siempre la izquierda.

POR ESO MISMO, los socialistas estamos satisfechos con nuestro resultado. Establecer cualquier comparación con otras elecciones generales simplemente no sirve, porque la sociedad española ha evolucionado y ha decidido que haya muchas más fuerzas políticas con capacidad de influencia. Y yo, como demócrata, lo celebro. Por eso, cuando dos partidos nuevos en Aragón suman 200.000 votos que hace cuatro años se repartían entre los partidos clásicos, considero que el PSOE ha obtenido un resultado más que digno. Un resultado que nos obliga a trabajar más y a seguir siendo más contundentes en nuestro proceso de renovación.
 
Aunque todo es siempre mejorable, en Aragón sumamos más votos que los que obtuvimos en las pasadas elecciones autonómicas, estrechamos las diferencias con la fuerza más votada y recuperamos parte del electorado que hace seis meses se decantó por otras opciones políticas. Por eso, y tras una campaña electoral muy dura y mediatizada por encuestas que el tiempo ha demostrado que de poco servían más que para crear falsos e interesados estados de opinión, el PSOE estará a la altura de las circunstancias que ha demandado la ciudadanía. Impidiendo un Gobierno que continúe con su agenda de recortes y favoreciendo acuerdos de progreso que refuercen el estado de bienestar y la igualdad de oportunidades.

Diputada electa por Zaragoza.
Secretaria de Administraciones públicas de la ejecutiva federal del PSOE.

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