martes, 6 de octubre de 2015

TASA ROBIN HOOD, UN PRMER PASO

. La tasa afectaría a entidades bancarias, gestores de fondos de alto riesgo y otras instituciones financieras; no a los ciudadanos.
 
Impuesto Transacciones Financieras (ITF)

 
El contexto actual es quizás el idóneo para implementar al fin y de la manera más ambiciosa posible el Impuesto sobre Transacciones Financieras (ITF), para demostrar, por un lado, la necesidad de poner más regulaciones al mercado financiero y, por otro, más autoridad por parte de los Gobiernos frente a los mercados.

El impuesto, también conocido como Tasa Robin Hood, sigue siendo objeto de negociaciones en busca de su diseño final. El más ambicioso es el propuesto por la Comisión Europea en 2011, que consiste en aplicar un pequeño impuesto (0,1%) sobre la compra y venta de acciones y bonos, y otro (0,01%) sobre los productos derivados. Bien diseñado e implementado no sólo ayudará a controlar, registrar y desincentivar las transacciones más especulativas sino que, además, supondrá un ingreso extra para las arcas de los países en los que se aplique.  Esta recaudación, idealmente, debería ir destinada a paliar los efectos de la crisis y a luchar contra la pobreza –tanto en los países que apliquen la tasa como en países empobrecidos –, y también a combatir los efectos del cambio climático. Cabe destacar que los presidentes de España y Francia se comprometieron públicamente el pasado diciembre a destinar parte de los fondos a estos fines.

En un primer momento se aplicaría en los 11 países de la UE que están decididos a implementarla: Bélgica, Alemania, Estonia, Grecia, España, Francia, Italia, Austria, Portugal, Eslovenia y Eslovaquia, aunque lo ideal sería que con el tiempo se aplicase en el resto de países de la Unión. Y siempre se haría bajo los "principios de emisión y establecimiento": pagarán la tasa las entidades bancarias, gestores de fondos de alto riesgo y otras instituciones financieras (no los ciudadanos) que tengan domicilio fiscal en alguno de estos países y los productos que emitan en ellos.


El Impuesto a las Transacciones Financieras, pese a todo, no es la panacea: no va a acabar con ciertas prácticas negativas del mercado financiero ni ha de concebirse como la solución definitiva; acaso como un avance en el necesario control de este tipo de transacciones. Y también, por supuesto, como una importantísima fuente de recaudación.se estima  en 5.000 millones en España. Una suma de dinero importantísima que ayudaría a luchar de una manera decisiva contra las desigualdades sociales y el cambio climático.


Fuente: El País.

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