El pueblo está harto de la misma retórica vacua, plagada de
frases hechas y latiguillos que no conducen a ninguna parte.
La quiebra del bipartidismo en España tiene muchas y variadas causas:
la corrupción que ha salpicado al PP y al PSOE, el apoltronamiento de los
dirigentes en sus despachos, su lejanía respecto a las preocupaciones
ciudadanas, su ineficacia en la resolución de los problemas del ciudadano
medio…
El pueblo está harto de la misma retórica vacua, plagada de frases
hechas y latiguillos que no conducen a ninguna parte. Tal vez por eso, las
elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo alumbraron en las urnas nuevos
rostros y nuevas formaciones. La gente quizás deseaba sentir un soplo de aire
fresco. Quería personas de carne y hueso, sin la pose y el engolamiento de los
políticos tradicionales.
Para aventar los viejos tiempos, los líderes de los partidos más asentados
se han echado en los últimos años en brazos de expertos en mercadotecnia
política, capaces de convertir a quien le pague en un producto de consumo para
los electores. Su misión es que el personaje en cuestión transmita cercanía,
campechanía y frescura. Objetivo: crear candidatos ganadores en tiempo récord.
José Antonio Monago y Xavier García Albiol, el nuevo aspirante del PP a
presidir la Generalitat catalana, recurrieron a los servicios del treintañero
Iván Redondo, formado en la dirección de campañas electorales en la Universidad
George Washington, para cambiar su imagen. Así, el bombero Monago se convirtió
en presidente de su región, en el barón rojo extremeño, sin corbata y en
zapatillas de deporte.
Detrás de Pedro Sánchez, el líder del PSOE, está Verónica Fumanal,
educada en Ciencias Políticas y Marketing Político. Esta treintañera fue la que
en 2006 lanzó al estrellato mediático a Albert Rivera, jefe de Ciudadanos, que
posó en un cartel como su madre le trajo al mundo. Más frescura, imposible. Ese
era el mensaje.
Sánchez epató hace 11 meses a los telespectadores del programa de
cotilleo Sálvame, cuando irrumpió por teléfono para criticar la celebración del
Toro de la Vega de Tordesillas (Valladolid).
Corremos el riesgo de que en las campañas que se avecinan (los comicios
catalanes y las generales), muchos de los candidatos resulten ser políticos de
plástico o simples productos prefabricados. Aparte de la fachada, lo importante
deben ser las ideas.
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