sábado, 26 de diciembre de 2015

"¡Que caiga España!"

ENRIC Hernàndez
Periódico de Aragón.
 


MONTORO
La derecha española y sus leales huestes mediáticas han desatado una ofensiva en toda regla para forzar a Pedro Sánchez a facilitar la investidura de Mariano Rajoy. El 20-D tuvieron a bien los españoles dejar el futuro del líder conservador en manos de un rival al que despreció por ruin, mezquino y miserable, y que se niega a ejercer de monaguillo del vicario al que calificó de indecente, a fuer de corrupto.
 
La campaña  pressingSánchez, a la que en estas fechas tan señaladas se ha sumado hasta la Conferencia Episcopal, fía su suerte a la capacidad persuasiva de los poderes económicos, y se adorna con pomposas apelaciones a la estabilidad de España. Todo con tal de forzar al secretario general del PSOE a doblar la cerviz y desechar la idea de conformar un --por lo demás improbable-- Gobierno de izquierdas junto a Podemos.

La inmolación de Zapatero

Ahora bien, ¿cuál es esa emergencia nacional que justificaría una gran coalición PP-PSOE, o tan siquiera una abstención socialista que ofrendara el poder a la derecha? Quienes por interés electoral dieron por finiquitada la crisis económica difícilmente pueden sostener de golpe que la ingobernabilidad abocará a España a otra recesión. Y tampoco es de recibo agitar ahora el espantajo secesionista, al que en campaña ni se prestó atención.
 
¡Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros! , tronó en el Congreso el diputado popular Cristóbal Montoro en mayo del 2010. En una situación, entonces sí, de emergencia nacional, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que inmolarse políticamente para evitar la bancarrota de España, presentando drásticos recortes para los que carecía de apoyo parlamentario. Además de negárselo, el PP presionó a las minorías para forzar el adelanto electoral en pleno tsunami económico. Años después, el ya ministro de Hacienda justificaba su actitud alegando que entonces él

trabajaba en una alternativa.
 
Relativicemos pues las espurias llamadas del PP al sentido de Estado, del que no hizo gala cuando en verdad era preciso tenerlo.
 
Periodista

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