martes, 5 de julio de 2016

Periodismo de tronos

En estas elecciones hemos narrado, con tintes épicos, trágicos o cómicos, las luchas de unos personajes por conquistar el poder.




Desde diciembre vivimos una hipocresía colectiva. Los medios de comunicación apelamos a la moderación, a hablar de programas y no de sillones. Pero en abstracto. Porque, en concreto, el debate gira sobre quién alcanzará la Moncloa. Narramos, con tintes épicos, trágicos o cómicos, las luchas de unos personajes por conquistar el poder. Una telenovela, de traiciones y pasiones triangulares, en lugar de una discusión política.
La campaña del 26J ha sido la antítesis de una campaña multipartidista. Es decir, una campaña sobre los paquetes de políticas que cada partido plantea a su electorado. Una campaña en la que los analistas nos hubiéramos dedicado a destripar los programas y a sacar a la luz sus incoherencias, para que los electores pudieran elegir al partido que más se acercase sus políticas favoritas. Pero hemos enfocado la campaña de forma presidencialista (obsesionados por quién nos gobernará) y no de forma parlamentarista (discutiendo qué partido nos representa mejor).
Por ejemplo, ¿Cómo sabemos qué políticas representa Ciudadanos si las entrevistas a Albert Rivera, y todos los titulares sobre el partido, sólo insisten en a quién le “va a dar la presidencia”? O ¿Cómo va a votar al PSOE el oyente progresista que escucha a sus analistas de referencia diciendo que “ese voto puede servir para una cosa [sostener al PP] o para su contraria [hacer presidente a Pablo Iglesias]”? Cuando, en realidad, la disyuntiva a la que se enfrentaba el PSOE en un escenario fragmentado era entre moderar un gobierno de izquierdas o uno de derechas. Dos opciones que, lejos de ser apocalípticamente contrarias, pueden ser parecidas.
La postcampaña ha alimentado aún más este periodismo de tronos. Todo son macro-análisis de las estrategias de coalición de los partidos, sin micro-análisis de las políticas a negociar en un posible pacto de gobierno. Olvidamos que las decisiones a las que se enfrentan ahora los partidos son continuas, no binarias. Se trata de saber si pasaremos de una política algo más de derechas a otra algo más de izquierdas. No de si nos gobiernan los Lannister o los Stark.

@VictorLapuente

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