jueves, 6 de octubre de 2016

Mala educación

POLÍTICAMENTE INCORRECTA





LOLA ESTHER
Date vida ¡vieja!, responde mi joven vecina cuando le sugiero que retire la caca que su perro acaba de dejar en medio del jardín. Reacciono de la manera más visceral y estúpida que pueda imaginarse, pues apunto con el teléfono para tener testimonio gráfico de la chica, el perro y el enorme recado que acaba de dejar. ¿Para?, me pregunto. Para nada, porque aunque la normativa municipal establece multas y castigos por falta de civismo el ayuntamiento prefiere dejar el asunto en manos de los laboratorios de genética y no en sus propias manos. Es decir, que de nada sirve que identifique a la joven y su mascota ante la Policía Local porque lo que pretende el alcalde es que los perros lleven en su chip intradérmico una muestra de ADN para identificar sus deposiciones y ya, si acaso, identificar también al dueño. A priori un método tan solvente y eficaz como si le hubiera explicado a mi joven vecina las teorías de Popper sobre la buena educación. Ya he borrado la foto, la guardaba con la esperanza de ganar a una ciudadana para la causa cívica, pero oído el último pleno municipal veo la inutilidad de custodiar semejante truño. Zorra, ramera y retrasada llamaron desde el público a una concejala socialista. Golpista, gritaron a otro concejal del PSOE ante el regocijo del alcalde, que fue incapaz de desalojar el pleno ni cuando amenazaron con «ir» a las casas de quienes se oponían a convertir en funcionarios a los trabajadores de las empresas privadas que trabajan para el ayuntamiento. Pero esto no es solo mala educación, es algo mucho más grave.

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