jueves, 14 de abril de 2016

Una lección para Santisteve

El primer edil debe aprender que tiene que mandar en su coalición, que solo él está en disposición de tomar determinadas decisiones y que, por encima de cualquier consideración, es el alcalde de todos.




JAIME ARMENGOL
 
Ha sido poner los puntos sobre las íes, con el alcalde marcándole el terreno al concejal Alberto Cubero y a un comité de AUZSA envalentonado, y huelga suspendida. Mañana los autobuses volverán a salir a las calles de Zaragoza con normalidad tras cuatro meses de paros parciales por la negociación atascada del convenio entre plantilla y empresa concesionaria. Le ha costado semanas entender a Pedro Santisteve que en junio del año pasado dejó de ser un colega sindical y pasó a ocupar la alta encomienda de gobernar la quinta ciudad de España. Ahora, solo falta que lo entiendan sus compañeros de bancada, alguno de los cuales ha llegado a la casa consistorial con ideas peregrinas y actitudes bien cerriles, como se ha demostrado en el triste episodio de estos prolongados paros del autobús. El jardín de la municipalización de los servicios públicos está lleno de minas.
 
Hubo dos claves para que la extenuante reunión del viernes acabara por fin con el acuerdo de levantar la huelga, durante quince días, y retomar la negociación en AUZSA. Por un lado, la determinación del ayuntamiento de incrementar por decreto, incluso duplicar en días laborables, los servicios mínimos, con lo que el efecto de los paros sobre una ciudadanía tomada como rehén se hubiera diluido de manera muy notable. Y por otro, el gravísimo error que cometió el presidente del comité de empresa, Javier Anadón, cuando sugirió el jueves que se dejara de pagar el billete durante quince días a cambio de suspender unilateralmente los paros.
 
Pero además de estos dos factores fundamentales, la gran diferencia es que Santisteve dio muestras de imponerse por fin, así de sencillo, haciendo valer sus prerrogativas por encima de cualquier componenda .
 
Mucho se ha hablado en las últimas semanas acerca del aislamiento de Zaragoza en Común, coalición gobernante en la ciudad con solo nueve de los 31 concejales del pleno, y de la necesidad de encontrar alianzas políticas para una eficiente y adecuada gestión municipal. Pero el conflicto del bus ha constatado que el alcalde está solo en su propio grupo político, y que del mismo modo que ahora ha conseguido con la figura del mediador Juan García Blasco anotarse este tanto, hubiera podido hacerlo de haberse puesto antes en su sitio frente a una concejala responsable de Movilidad superada por los acontecimientos (Teresa Artigas) y otro (el mencionado Cubero) que encendía los fuegos que la primera intentaba apagar con sus planes de municipalizarlo todo.
 
Ante la desconvocatoria momentánea de la huelga, hay que exigir al ayuntamiento que mantenga la misma voluntad que la mostrada en las últimas horas, exigiendo seriedad y diligencia en la eficiencia de la negociación. Basta con que las partes se pongan a trabajar y sean consecuentes: la empresa manteniendo la propuesta de mejora del convenio en los términos que ya se avanzó en el SAMA, como recordó el viernes el gerente, Manuel Ramo, y el comité retrotrayendo la negociación al punto en el que encalló, y no introduciendo nuevos elementos. La ciudadanía zaragozana ha dado suficientes ejemplos de madurez, seriedad y templanza como para aguantar más afrentas en un servicio que no es precisamente gratis, ni para los usuarios directos ni para las arcas municipales que cubren el déficit anual. Por eso es de agradecer el compromiso de revertir los tres millones de euros, ahorrados por el ayuntamiento como consecuencia de los paros, en mejoras del servicio o en apoyar a los usuarios de abonos que adelantaron el pago de unos usos que no siempre han podido realizar.

DE ESTE EPISODIO, el alcalde Santisteve tiene que sacar varias conclusiones. La primera, que además de buscar un pacto político con el resto de grupos para garantizar la gobernabilidad durante la legislatura, tiene que mandar en su coalición, sin dejarse llevar por asamblearismos en asuntos de gestión. Una cosa es la orientación política y otra bien distinta la ejecución de las cuestiones que se decidan en los órganos de los partidos.
 
La segunda, que aunque no lo quiera es el que manda, y solo él está en disposición de tomar determinadas decisiones, como la firma de un decreto de alcaldía como el que tenía en el cajón si el comité no aceptaba su propuesta. Mañana le puede suceder lo mismo con otra cuestión candente.
 
Y tercera, que por encima de cualquier otra consideración es el alcalde de todos, de los usuarios del bus, de los trabajadores de AUZSA y del gerente de la empresa, y hasta de los que no han subido a un autobús en su vida. De todos, sin excepciones de naturaleza alguna y con la misma dedicación.
 
El Periódico de Aragón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario