domingo, 4 de marzo de 2018

LEGISLATURA FINIQUITADA

Jaime Armengol
El Periódico de Aragón.





El de ayer en el Ayuntamiento de Zaragoza fue un pleno histórico por dos cuestiones. La primera, prevista, la reprobación de un alcalde que, lejos de presentar una moción de confianza, seguirá en su puesto. La segunda, más sutil, la constatación de que no hay marcha atrás: la legislatura está perdida. Gobierna la capital aragonesa un equipo que ha pasado de granjearse apoyos inestables a quedar en abismal minoría. Desde 1979, Zaragoza había conocido fórmulas políticas municipales de todo pelaje, desde mayorías aplastantes (Sáinz de Varanda) a mayorías relativas con pactos de gobernabilidad previsibles (Rudi y Belloch) o acuerdos inestables pero en todo caso mayoritarios (casos de la segunda legislatura de González Triviño con los tránsfugas o de Atarés, aislado por la crisis del Plan Hidrológico Nacional). Pero nada parecido a la soledad a la que se encamina el actual regidor, Pedro Santisteve. Aún resuenan los insultos de ayer en una casa consistorial tensionada por la llamada crisis de las sociedades, pero el más hondo de los pronunciamientos se produjo fuera, horas más tarde, cuando el presidente de Aragón, Javier Lambán, dio por «mal empleado» el apoyo de su partido, el PSOE, a la coalición Zaragoza en Común. Fue una manera tan lacónica como explícita de corroborar que la legislatura está finiquitada.
Los perdedores tras el pleno de ayer somos todos. No es el alcalde reprobado, ni los partidos que le auparon al cargo en junio del 2015. Son los ciudadanos, atónitos ante la constante pérdida de energía política y ante una gestión desorientada desde el inicio de un mandato difícil, en un ayuntamiento con graves problemas económicos. Si la legislatura arrojaba un pobre balance, tras años de renovación urbana, ayer escribió su corolario. Ya que ningún grupo apuesta por soluciones traumáticas, como la moción de censura, que tampoco pacificaría el escenario político, solo cabe confiar en que el desaguisado no contamine otras instituciones. Gobierno de Aragón, dos diputaciones o ayuntamientos como el de Huesca dependen también de unos acuerdos de izquierdas que habrían de librarse de la onda expansiva del triste episodio de ayer en Zaragoza

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